Más de medio siglo de tradición, sabores auténticos y pasión por la cecinería artesanal.
Grandes maestros cecineros han pasado por sus instalaciones, dejando cariño, conocimientos y, sobre todo, una profunda pasión por el chancho a la chilena y la elaboración de productos artesanales.
Con el tiempo, nuestra fábrica se hizo famosa por la venta de prietas recién cocidas. Muchas clientas – que aún lo recuerdan – llegaban con sus propias ollas para comprarlas, listas para servirlas fresquitas en la hora de almuerzo. Eran otros tiempos, en los que se exhibían cabezas de chancho aliñadas, tan frescas y calientes que el vapor impregnaba el local con un inconfundible aroma casero.







Los tiempos han cambiado, ¿quién podría negarlo? Con ello, también nos hemos enfrentado a múltiples desafíos: incorporar tecnología sin perder el valor de lo artesanal, implementar sistemas de gestión de calidad e inocuidad, cumplir con nuevas exigencias normativas nacionales e internacionales y, sobre todo, preparar continuamente a las siguientes generaciones de maestros cecineros.
Todo con un solo gran objetivo: Mantener el sabor, la calidad, la higiene y la inocuidad que nuestros clientes y consumidores merecen.



Hoy, en un mundo digital donde la velocidad de los cambios nos abruma, queremos ofrecer una pausa, un descanso en torno a la buena mesa. Buscamos transmitir, a través de sabores y aromas, la sensación de viajar a otra época: aquella que nuestros padres y abuelos nos relatan cada vez que nos reunimos para compartir.




